Noticias
Sur.es - Manuel del Campo
Los hermanos Víctor y Luis del Valle, contituyeron, aparte sus recitales por separado, un dúo de alta calidad tanto en la especialidad de piano a cuatro manos como en la de dos pianos.
No rechazan ningún tipo de música, diríamos que del sigo XVIII hasta nuestros días, y en este último aspecto -el de lo contemporáneo- comparecieron anteanoche en la cotava jornada de 15º Ciclo de la Música Contemporánea de Málaga.
Absoluta compenetración, humor, vitalidad y rotundidad pianística. Muy aclamados por el público, que se rindió a la maestría de los jóvenes veleños, un precioso y conocido Gerhswin como bis clausuró la jornada.
Elcolombiano.com - R.V.Bustamante
Quincena con siete importantes audiciones, pero la más sobresaliente por su alta calidad fue el recital de piano a 4 manos del Dúo del Valle el 14 de noviembre. Dos pianistas hermanos, Víctor y Luis del valle, españoles, de 23 y 26 años de edad. Un equipo altamente bien cohesionado, de superior técnica pianística y una musicalidad con el conocimiento del estilo de las obras del variado y atrayente programa. La genialidad de Mozart (sonata k.421) la expusieron con lujo de detalles de fraseo y elegancia en los matices, para una versión de finos quilates.
El Adelantado de Segovia - Rafael Aznar
… dos hermanos malagueños, los del Valle. Músicos de abultado currículum, que son dos jóvenes inteligentes y unos músicos de los pies a la cabeza.
… técnica sólida y desde ella se hacían guiños y complicidades que sólo un dúo de pianistas a cuatro manos puede hacerse, la compenetración era única y la teatralidad también. No hay ningún secreto entre ellos, son más que un dúo, un pianista con cuatro manos.
El Sur - Manuel del Campo
Impecables en la técnica, compenetradísimos y resaltando la exquisitez y transparencia que respira ese Concierto de Poulenc tampoco exento de humor.
Diario de Cádiz - Juan Antonio Castañeda
Los hermanos del VAlle fueron intérpretes de gran clase en ambas obras, hallando en la ejecución de las mismas el más exacto equilibrio tanto en la sonoridad como en el diálogo entre las partes, además de una asombrosa técnica.
En Ma mère l'oye se permitió escuchar un piano sosegado, poético, todo él envuelto en la bruma, que tan cara le es al impresionismo francés. Los dedos que con la obra anterior habían atacado las teclas del piano desde lo alto para hacer valer sus recursos percusivos, apenas rozaban ahora las teclas, no fueran a romper el encanto.
Con La Valse estuvieron ante la apoteosis del piano sinfónico. Parecía imposible que pudiera plasmarse en dos pianos todo lo que esa página encierra en cuanto a color, ritmo y dinámica.